SUPREMO CONSEJO DE LA REPUBLICA MEXICANA - EL MITO DE COMONFORT

 

SUPREMO CONSEJO DE LA REPÚBLICA MEXICANA - COMONFORT

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EL MITO DE COMONFORT Y LA FUNDACIÓN DEL SUPREMO CONSEJO DEL RITO ESCOCÉS.

 

           

Como hemos dicho antes, y bien vale la pena repetirlo, el Ilustre Hermano Laffon de Ládebat, miembro activo y a la sazón Gran Maestro de Ceremonias del Supremo Consejo de Charleston, logró reunir a un escaso pero brillante número de masones para fundar lo que, en el devenir del tiempo habría de ser el Supremo Consejo del Rito Escocés, Antiguo y Aceptado para la jurisdicción masónica de los hoy Estados Unidos Mexicanos.

 

            También hemos afirmado en líneas anteriores que el Ilustre y Poderoso Hermano Ignacio Comonfort  NO fue el primer Soberano Gran Comendador de nuestro Rito, conseja que habrá de borrarse para siempre, a pesar del interés que en ello tengan cronistas más o menos interesados que propalaron a los cuatro vientos tan infundada especie.

 

            Para demostrar la falsedad de tan inútil versión, mucho nos complace abrir una ventana por la que entrará la luz, reproduciendo letra a letra, nuestros libros de actas, sobre todo las contenidas en el primero, en los que no se consigna, en parte alguna, que el Hermano Comonfort haya sido Soberano Gran Comendador del Escocismo, ni tampoco se hace mención de que haya formado parte o tenido intervención en la fundación del primer Supremo Consejo de la América Septentrional.

 

            El texto de las actas de las sesiones preliminares celebradas en Veracruz es tan claro, tan detallado, que no es necesario subrayar su importancia y, para evitar que los eternos incrédulos se atrevan a negar la autenticidad de tales actas, documentos venerables que conservamos y que nos sirvieron de positiva fuente de información, fuente sin par en que se basa parte de esta verídica historia, vamos a reproducirlas en francés para, posteriormente, traducirlas a nuestro bellísimo idioma tal y como fueron escritas por el Ilustre Hermano Nicolás Pizarro Suárez, primer Gran Secretario General de nuestro Rito, cuya bellísima letra, no por serlo, resulta fácil de leer.

 

            El Ilustre Hermano Laffon de Ládebat hizo relación amistosa, preludio de su identificación masónica, con los Ilustres Hermanos Estevan o Esteban Zenteno  -pues de ambas maneras encontramos su nombre – y Nicolás Pizarro Suárez, residentes temporales, como tantos otros masones y liberales de filiación juarista, en la ciudad y puerto de Veracruz, ambos Grandes Jueces del Grado 8 del Rito Nacional Mexicano, grado equivalente al 32 del Rito Escocés.

 

            La masonería de aquel tiempo -1860- tenía un claro tinte extranjerizante aunque, como fue notorio, una vez declarada la Independencia de México de la corona española desde 1821, todo propiciaba una corriente nacionalista en todos los órdenes, incluso en la masonería, y los Hermanos de entonces, liberales por convicción, quisieron dejar atrás la dependencia que sufrían al trabajar a la usanza española, y se declararon completamente libres de esa sujeción ideológica, cuando menos en su forma y rechazaron los Ritos Escocés y Yorkino para fundar, valientemente, el nuevo Rito Nacional Mexicano, de tan brillante historial masónico.

 

            Laffon de Ládebat y Pizarro Suárez fueron, en verdad, los primeros sillares en que habría que apoyarse y elevarse la catedral masónica de México, sillares básicos en que se sustentó el Supremo Consejo del Rito Escocés.

 

            Se pusieron de acuerdo esos tres Ilustres masones para oponerse, en principio, al todopoderoso clero y al no menos prepotente ejército, citándose para celebrar una junta preliminar en lo que fuera Hospital Civil de Veracruz, donde el Hermano Pizarro Suárez se atendía de afección, sesión en la que se levantó un acta que nos complace transcribir y que, desgraciadamente, por usar máquina de escribir en español, carece de los múltiples acentos ortográficos que tiene el francés y que, como es natural, se leen en el original.

 

            Una vez puesta y resguardada la sala de la dirección del Hospital, Laffon de Ládebat expuso a los once Hermanos que fueron presentados por el Ilustre Hermano Zenteno como candidatos, a formar parte integrante del nuevo Supremo Consejo del Rito Escocés, su intención de hacer presente a los ahí reunidos la Carta que le expidiera el Supremo Consejo de Charleston, designándolo Delegado Plenipotenciario en México y Cuba. Carta que le concedía las facultades legales suficientes para fundar un Supremo Consejo del Rito Escoces con jurisdicción en todo el territorio mexicano.

 

            Puesta a discusión dicha Carta, fue aceptada por los presentes, puestos de pie, juraron aceptar y acatar las leyes y reglamentos de dicho Supremo Consejo de Charleston.

           

            Una vez aceptada la Carta y hecho el juramento de rigor, el Hermano Laffon de Ládebat asumió el trono de Soberano Gran Comendador, ordenando, de inmediato, que se abriera la sesión preliminar, de la que se levantó el acta que consignamos adelante.

 

Ignacio Comonfort

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